La poda se realiza manualmente con tijeras, como complemento a la poda en seco, se practica una poda en verde y aclareo de racimos que limita la producción, con el fin de conseguir la máxima calidad del fruto.

El periodo de vendimia comprende unos 15 días, aproximadamente del mes de octubre.

La vendimia se realiza manualmente, escogiendo los racimos y depositándolos en pequeños canastos.

La cercanía de las viñas a la bodega, ya que toda la uva procede del término de Gumiel de Izán, garantiza la recepción de la uva en perfectas condiciones para comenzar su proceso de elaboración en la bodega.

Ya en la bodega las uvas son echadas en una tolva que las lleva a la despalilladora, donde se separan los granos del raspón, estructura leñosa del racimo. Los granos son enviados a los depósitos de acero inoxidable, donde se llevará a cabo la fermentación.

La fermentación es el proceso por el que los azúcares contenidos en el mosto se convierten en alcohol etílico con ayuda de las levaduras naturales que existen en los hollejos, piel que envuelve la uva.

Durante este proceso se mantiene un flujo de agua constante, cayendo por las paredes de los depósitos de acero inoxidable que consigue limitar la temperatura del depósito y así tenerla controlada.

La crianza se realiza en barricas de madera de roble, 50% Francés y 50% Americano, durante un tiempo variable que dependerá del tipo de vino, Roble o Crianza, que vayamos a elaborar.

Cuando el vino ya esté preparado para poder ser embotellado, se clarifica y se filtra sucintamente antes del embotellado, evitando someter al vino a procesos de frío. Es por esta elaboración tradicional que pueden aparecer precipitados de origen natural en la botella.